Correr en el invierno, considerando el frío y el viento, realmente puede llegar a convertirse en una actividad que puedes llegar a disfrutar, claro si estás dispuesto. A continuación te entregamos algunas estrategias que te ayudarán a lograrlo.
Se flexible
El invierno no es una época del año para estar rígido. Si tú eres de esos que le gusta correr por las mañanas, podrías necesitar cambiar tu horario por el del almuerzo, cuando el aire esté más cálido y el sol haya aparecido; si en cambio, eres un corredor de pistas, puede entonces que necesites tener en consideración el de correr siempre por pistas bien iluminadas y señalizadas. Salir de tu zona de confianza te ayudará a hacerte más consistente en cualquier época del año.
Calentar antes de correr
Antes de que salgas de tu casa, debes moverte y realizar ejercicios, para que de esa manera la sangre circule sin ningún problema. Trota en algún espacio al interior de tu hogar, sube y baja escaleras, salta la cuerda, o simplemente haz algunos saludos al sol.
Ve con calma
Cuando salir a correr es incierto, ya sea por la nieve o el hielo, no te preocupes en ir más lento. Sólo mantén el paso y concéntrate en cubrir la distancia que te pusiste como meta. Pero no olvides llegar sano y salvo a tu casa.
Mantén tus pies abrigados
Para estar abrigado en tus pies, procura correr con zapatillas que tienen en la parte superior una malla fina. Si en cambio posees zapatillas resistentes al agua, ten en consideración ocupar polainas que evitarán que tus pies se mojen, y los mantendrá abrigados.
Hidrátate
Incluso cuando hace frío, cuando salgas a correr tu cuerpo perderá agua, a través de la respiración y el sudor. Por lo mismo, es importante que te mantengas hidratado durante todo el invierno.
Con la cabeza hacia el viento
Cuando salgas a correr con viento, sal de frente, para que a tu regreso lo tengas de espalda, de esta manera la brisa no te molestará tanto una vez que ya estés empapado en sudor. Para evitar correr con el viento golpeando tu cara por largos minutos, puedes ir segmentando tu ejercicio. Por ejemplo, puedes circular por unos diez minutos frente al viento, y luego dar la vuelta y correr por unos cinco minutos de espalda. Estos fragmentos los puedes hacer de forma reiterativa, hasta lograr el total del tiempo que tienes estimado para realizar tu entrenamiento.
Desházte de esa ropa mojada
La ropa húmeda colabora en la pérdida de calor corporal. Después de correr debes cambiarte lo más pronto posible, y ponerte algo seco. Si no puedes darte una ducha caliente de inmediato, cámbiate por una vestimenta que esté seca.