Uno de los factores más importantes en un deportista es su rendimiento. Sin embargo, muchas veces dejamos de lado otros factores que son relevantes para mejorarlo. Entre estos se encuentran las lesiones deportivas que tienen dos aristas: la prevención y su tratamiento. Debemos estar muy pendientes y preocupados por la prevención, entenderla y aplicarla ¿pero qué pasa una vez que nos lesionamos?, ¿sabemos qué hacer?, ¿sabemos qué intervenciones podemos realizar?
Inmediatamente, pensamos en los tratamientos kinésicos, aunque existen herramientas que podemos utilizar de forma simple, sencilla y que no necesitan ningún gasto mayor. Estas herramientas son aplicaciones de frío (crioterapia) y aplicaciones de calor (termoterapia). Muchos deportistas las ocupan pero sin comprender cuándo ni por qué se emplean. Acá te ayudaremos a despejar esas dudas.
La crioterapia es la utilización de frío y existen muchas formas de aplicarlo, por ejemplo, cooldpacks, bolsas con hielo, toallas frías, chorros de agua, ampollas de cloruro de etilo etc. Uno de los efectos del frío sobre los tejidos es la vasoconstricción de los vasos sanguíneos: este efecto es sumamente útil en el caso de procesos inflamatorios donde debemos intentar controlar los efectos negativos de la inflamación (que son el edema y la hemorragia). Al producir una disminución del calibre de los vasos sanguíneos tendremos una disminución de la hemorragia y menor cantidad de edema.
En términos generales, el proceso inflamatorio tiene una duración aproximada de 3 días, por lo tanto, cuando nos enfrentamos a una lesión donde vemos síntomas y signos de inflamación como aumento de volumen, aumento de temperatura, coloración rojiza, dolor e impotencia funcional, debemos pensar que nos encontramos frente a un cuadro inflamatorio. Cabe señalar, que las lesiones comunes que cursan con proceso inflamatorio son desgarros, esguinces, fracturas y tendinopatías. En ese caso, estaría indicada la aplicación de frío en la zona afectada.
Los tiempos de aplicación no deberían superar los 8 minutos por vez, ya que después de ese tiempo comienza una respuesta contraria y se produce una vasodilatación. La idea es realizar aplicaciones de 8 minutos con tiempos de descanso para luego volver a repetir la aplicación.
Otro efecto del frío es la disminución de la velocidad de conducción de las fibras nerviosas y, en consecuencia, un adormecimiento de la zona, disminuyendo razonablemente el dolor. Para estos casos los tiempos de aplicación pueden ser mayores, llegando hasta los 30 minutos, siempre cuidando que la aplicación no provoque quemaduras.
Cuando nos referimos a termoterapia, hablamos de aplicación de calor en nuestro cuerpo. Y aquí también existen variadas formas de producir aumento de temperatura, ya sea a través de compresas calientes, compresas de semillas, baños con agua caliente, guateros, entre otras.
El incremento de temperatura en nuestros tejidos tiene varios efectos: la vasodilatación, relajación muscular, disminución de dolor, aumento de la extensibilidad y disminución de la rigidez. Todos estos efectos serán muy útiles cuando tengamos contracturas musculares, aumento de tensión muscular, y fatiga muscular. Además, nos servirán previo a trabajos como flexibilidad, masoterapia y durante tratamientos de rehabilitación.
En el caso de la termoterapia no tendremos problemas con los tiempos de aplicación y pueden extenderse por 20 minutos o más. Lo que sí se debe considerar, son los riesgos de producir quemaduras con su aplicación. La percepción de calor siempre debe ser agradable y tolerable, y nunca pensar que mientras más caliente se sienta, mejor será el efecto.
Debido a que tanto la crioterapia como la termoterapia se utilizan para situaciones específicas, frente a cualquier sospecha de lesión, invariablemente debe haber una evaluación por parte de personal médico para contar con un diagnóstico certero. La idea no es que intentemos rehabilitarnos por nuestros propios medios, sino educarnos e informarnos sobre las posibilidades que tenemos para sanar y mejorar nuestro rendimiento.