En algunos casos cuando se está terminando una carrera y se quiere conseguir el tiempo que tenías estipulado, sucede que nos esforzamos un poco más en esos últimos kilómetros, pero a medida que avanzamos, nos sentimos mal, y vomitamos. Para muchos, esto es vergonzoso e incómodo, sin mencionar que ni siquiera se pudo lograr concluir con la corrida.
En otras ocasiones esto se ha podido evitar mediante una respiración profunda, pero por lo general, algunos deportistas optamos por retirarnos cuando comenzamos a sentir estas molestias.
Una de las razones que se indica cuando suceden este tipo de casos es debido a que el cuerpo ha superado el umbral del ácido láctico. No obstante, el vomitar luego de los entrenamientos es lo que comúnmente llamamos como “dar hasta el límite de nuestras capacidades”.
En definitiva, asumiendo que no se padece de problemas médicos, y menos de reflujo esofágico, la decisión de continuar con la corrida hasta el final recae sólo en uno.
Si corres por diversión y ejercicio, relajarte durante el último tramo de la carrera es lo más aconsejable. En cambio si lo hacer para ganar u obtener un premio, tendrás que entrenar duro, y esto puede alivianar el problema.
Por otra parte, y conociendo que no tenemos problemas médicos, no se concibe que los vómitos harán daño a largo plazo.