En cantidades moderadas, tiene un efecto estimulante inofensivo. Contiene cafeína que actúa sobre el corazón y los centros nerviosos superiores, contribuyendo a la lucha contra la fatiga.
En ocasiones, su acción es demasiado fuerte y la energía repentina que provoca puede agotar sus últimas reservas. La moderación es fundamental a la hora de consumir café, 2-3 tazas a la semana de seguro no le harán daño y constituirán un placer.
La cafeína en cantidades importantes puede producir alteraciones nerviosas con síntomas no diferenciables, en esencia, de la neurosis de angustia. Además puede causar eventualmente causar adicción.
El café en exceso puede causar hasta alucinaciones, mareos y temblores incontrolables.
No sólo el cerebro es excitado por la cafeína, sino igualmente el corazón, los pulmones, los riñones, en páncreas y la vejiga.
Sumados, los efectos farmacológicos del café obligan al organismo a mantener algo semejante a una carrera constante.
El café es absolutamente contraindicado para las personas con historia clínica de afecciones cardíacas.
