Una relación de amor y odio y más de lo último en la mayoría de los casos. La báscula, o más conocida como pesa, ha sido por años el instrumento de medición de avances de ejercicio y dietas alrededor del mundo. Ha inspirado escenas de películas, memes, libros de autoayuda y sin ella no nos imaginamos cómo medir la ansiada baja de peso cuando tenemos kilos de sobra. Pero si nos detenemos a pensar por un momento, el solo hecho de subirnos a una y en tan solo unos instantes tener el veredicto de los efectos de nuestra fuerza de voluntad (o falta de ella) nos provoca ansiedad. Tras esa simple acción, miles de pensamientos se vienen a nuestra cabeza y comienza la distorsión: “fue por ese pan extra que me comí ayer”, “debería haber hecho un ejercicio más”, “nunca lo lograré”, “se supone que con la dieta iba a bajar 3 kilos por semana”.
Más allá del daño sicológico acumulativo que esto nos provoca, hay otras razones por las que la pesa no debería ser la principal herramienta de medición si estás buscando perder unos kilos, ¿por qué? Lo clave está en entender que no son solo kilos los que se quieren perder, sino más bien la grasa que se ha acumulado en ciertas partes del cuerpo y que más allá de la apariencia, representa un problema de salud que puede derivar en condiciones más graves.
Entonces, el número que arroja la pesa puede ser en algunos casos malinterpretado, porque si estás haciendo ejercicio, puede que primero elimines la grasa, para luego dar paso a ganancia muscular, lo que se reflejará en un aumento de peso. Si nos subimos a la báscula en ese momento vamos a pensar que estamos haciendo todo mal, pero si tomamos medidas o nos probamos ropa que antes no nos quedaba, entenderemos que los avances están a la vista. Además, debes considerar que hay factores como la hidratación y la hormonas que hacen variar el peso constantemente durante el mes, sin necesariamente significar algo determinante en tu estado de salud.
Aclarado este punto, ¿Ahora cómo quemo grasa? Quiero enfatizar que la grasa consumida balanceadamente no representa un problema, es su exceso lo que acarrea efectos poco favorables para la salud y la apariencia. En realidad, la grasa es una reserva de energía, protege los órganos y regula la temperatura entre otras funciones. Lo primero que debes hacer es conocer tu porcentaje de grasa corporal, lo que puede ser medido con básculas de bioimpedancia, siendo la Inbody una de las más populares (en los gimnasios puedes encontrarlas o te pueden medir los pliegues y llegar a un resultado similar).
Luego de esto, la verdad es que no habrá un solo camino para reducir el porcentaje, porque son miles las alternativas que puedes aplicar para llegar a tu objetivo, lo clave es que combine una dieta balanceada con actividad física, que involucra desde el ejercicio aeróbico, el trabajo con pesos y también estar constantemente activo, como caminar de la casa al trabajo, cargar las bolsas del supermercado o pasear más a tu perro.
Prueba estos consejos y rehabilítate de la pesa. Guárdala con llave si es necesario y verás como baja la ansiedad y la relación obsesiva que se desarrolla cuando dependes de la gratificación instantánea de haberte portado bien una semana.