Av San Martín, Viña del Mar. Sábado 29 de Septiembre, 9:30 AM. Acabo de terminar mi último entrenamiento previo a la maratón de Viña y el resultado no fue el esperado. A duras penas conseguí correr 14K a un ritmo 3 segundos más lento que el ritmo planeado para la carrera y por primera vez se me cruza la idea de que no voy a poder cumplir mi objetivo. Hace aproximadamente 3 meses atrás tomé la decisión de no correr los 42K en Viña, debido a que no logré encontrar el tiempo para entrenar en serio luego de correr la MDS en Abril, y preferí concentrar mis esfuerzos en un objetivo que hace un par de años revoloteaba en mi cabeza pero que nunca me había propuesto; correr una media maratón en menos de 1 hora y 30 minutos.
Vuelvo a donde había dejado estacionado el auto sacando cálculos mentales para el día de la carrera y me doy cuenta que las matemáticas no me dan, sin embargo tengo claro que el día de la carrera todo puede pasar. Hay demasiadas variables que están fuera de nuestro control y lo único que queda es confiar en la única que realmente controlamos; el entrenamiento. Sea uno de los pocos días buenos o uno de los muchos días malos, porque hay pocos días en que el entrenamiento sale como pensamos, sin embargo suelen ser esos malditos días malos los que realmente hacen la diferencia. Días donde las piernas y el corazón pesan el doble, donde lo único que quieres es encontrar una excusa para no salir, esos son los que valen. Como dice la gran Des Linden, maratonista estadounidense que ganó la pasada versión de la Maratón de Boston bajo las peores condiciones climáticas de la historia; “keep showing up” refiriéndose a que pase lo que pase, sientas lo que sientas, la clave está en no dejar de salir a entrenar.
Av Borgoño, segundo sector playa Reñaca, Viña del Mar. Domingo 7 de Octubre, 7:55 AM. Clima espectacular para correr , está nublado con una temperatura cercana a los 12 grados y sin viento. Recién nos acabamos de encajonar y quedamos bien lejos de la partida, nos confiamos en la hora y llegamos muy justos a estacionar y además se nota muchísima más gente que en las versiones pasadas. Lamentablemente vamos a tener que sacrificar al menos un par de minutos en adelantar al pelotón que nos separa de la zona donde deberíamos haber encajonado, lo que tendrá sus consecuencias.
Me acompaña mi compadre Alexis Molina, mente perversa detrás del plan de bajar los 1:30 y compañero de varias otras batallas. El plan es comenzar a un ritmo algo menor a 4:30 el primer kilómetro y luego gradualmente ir bajando hasta los 4:15 que necesitamos para cumplir el objetivo, confiando en que los últimos 4 kilómetros podremos recuperar los segundos sacrificados al partir algo más lento. Nada más lejos de lo que realmente pasó en la carrera.
Cuento corto; los primeros dos kilómetros tuvimos que adelantar a muchos corredores, subiendo y bajando el ritmo, frenando y acelerando lo que mató el plan original. Con Alexis no pudimos sincronizar los ritmos y nos terminamos separando en el kilómetro 7, a la altura del hotel Sheraton Miramar. En ese punto ya llevaba acumulado un ritmo promedio de 4:27, lejos del ritmo esperado, sin embargo sabía que justo venía un tramo con cota favorable y me propuse apostar todas las fichas y acelerar a un ritmo cercano a 4:10, esperando recuperar algo del tiempo perdido en los siguientes 4 kilómetros, y luego aguantar.
Me costó, pero logré recuperar gran parte del ritmo promedio planeado y me encontré enfrentando los últimos 2 kilómetros en 4:17. Nuevamente la matemática mental que me dice que no me va a alcanzar, sin embargo el corazón me dice otra cosa. Respiro profundo y me lanzo en un pique final a 3:50.
20 segundos. Así de cerca estuve.
Mi tiempo final fue de 1:30:19 y, aunque en estricto rigor no cumplí mi objetivo, quedé feliz. Tengo esa sensación de haber quebrado una nueva barrera en mi crecimiento como corredor y no hay mejor motivación que esa.
Nos vemos el próximo año Maratón de Viña.
Hola Jose, leí tu columna y tenemos algo en común, la pasión por correr
…Antofagasta, 06:30 de la mañana me levanto de un salto con muchas ganas y tempranos ya que me tocan 18 kilómetros a ritmo 4: 10 M/Seg por Km y la mente vuela, asi como mis ganas por salir a correr
Diariamente, bien clarito en los objetivos, correr a menos de 1 hora 30 minutos la Maratón de Viña
Ya inscrito, comprado los pasajes en avión y organizada la jornada con la mamá (vive por esos lares), no hay vuelta atrás. Mi entrenamiento es para “Superarme a mí mismo” mi tiempo actual en esa distancia es 1 hora 39 minutos.
Ya en viña con el kit retirado,los saludos a “todos” y no conocer a nadie, es lo usual. Una familia no consanguinea.6:00 De la mañana y muy temprano me encuentro con otros corredores, vamos rumbo a los buses de acercamiento. El corazón agitado anuncia que el calentamiento esta en su momento, encajono y aparecen los primeros kilómetros. Perfecto, a ritmo, los 5 Km primeros Km a 19 minutos asi es que me controlo y escaneo mi cuerpo, que me dice…..”todo bien”, sigo adelante. Al llegar a los 10 Km, 42 minutos, excelente ¡¡ pero siento molestias en mi pierna izquierda, trato de hidratarme nuevamente y en el km 12, “C..apenna), no pude seguir. Saludo algunos conocidos, mi polera dice “IDENTIDAD PUMA ANTOFAGASTA” asi que mis pares me alientan, por primera vez sigo cojeando los larguissimos 9 km que me faltaban. UUUUfff 2 horas y 07 minutos….muy fuera de lo planificado, apenas camino, me acerco a los masajitas (excelente atención) y me dan calambres, apunto de las lagrimas me repongo y llego donde la mamá…..gracias al UBER que me trajo. La mamá muy preocupada me dice…¡Cómo te fué? y yo muestroorgulloso mi medalla FINISHER y argumento….el próximo año vuelvo para bajar el tiempo¡¡ Ella piensa que mi comportamiento es lo normal…..apenas camino, apenas piso….apenas pude fe puse hielo. Ya en Antofagasta estamos a 21 deOctubre, aún sin trotar, pero me digo…..el próximo año, voy de nuevo ¡¡
Genial! Gracias por compartir tu experiencia Chester y todo el éxito del mundo en tu recuperación.
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