Si fumas, aunque sea poco, y especialmente si no es poco, tu carrera se verá afectada. Lo mismo tu Salud. El running podría ser el camino adecuado para dejar el tabaco en el pasado definitivamente. Gana la carrera contra el cigarrillo. Aquí hay un poco de ayuda.
La historia de Ken Thomas, un administrador jubilado de Georgia, Estados Unidos, es útil para graficar la conducta interna que se requiere para abandonar el cigarrillo y poner en su lugar algo de running. De 58 años, Thomas explicó que el secreto de su éxito – fumó durante 45 años dos cajetillas y media al día y hoy corre ultra maratones – consistió en lograr pequeñas metas a la vez. Decidió que cada vez que quisiera un cigarrillo, correría hasta el buzón de su casa, a veinte metros de distancia.
“Descubrí que mientras corría, lo último que deseaba era sentarme y encender un cigarrillo – explicó Thomas – Si terminas de correr no puedes ir a encender un cigarrillo. No puedes mantener ambos estilos de vida”.
De más está mencionar los beneficios de dejar el vicio. Sólo explicar que los indicadores de Salud, riesgos y problemas asociados, tienden a normalizarse con los años tras dejar de fumar. Las arterias se limpian y los pulmones se depuran. Los infartos se hacen menos probables lo mismo que el riesgo de cánceres derivados del consumo.
Comenzar para dejar
Etapa 1: Considera realizar esta rutina durante un período de entre 1 y 3 meses: Si consigues regularidad, podrás pasar a la meta siguiente antes de los 3 meses. La rutina se basa en aumentar el bienestar percibido luego de correr, reduciendo los cigarrillos consumidos cada día de manera paulatina.
La meta es llegar a correr durante media hora sin parar. Para ello, comienza con trotes de tres minutos y uno de caminata. Cada día, quita minutos de caminata y súmalos a los de trote. Paralelamente, anota en un cuaderno cuántos cigarrillos fumaste en el día. IMPORTANTE: ser honesto al anotar los cigarros consumidos es esencial y te ayudará a tomar consciencia de cuán dependiente del tabaco eres en ese momento. Así como te propones un día correr 10 ó 20 minutos seguidos y descansar uno, proponte quitar cigarrillos de tu consumo diario del mismo modo que quitas minutos de descanso a tu rutina.
Luego de los tres meses haz tu propia evaluación. Aquí no hay reglas. El único indicador de éxito es cuánto menos fumas y cuán bien te sientes. Si trotar media hora sin parar te resultaba imposible antes y hoy lo lograste, y además fumas menos, entonces no te detengas y pasa a la siguiente etapa.
Etapa 2: Similar a la primera pero el objetivo ahora es correr durante una hora sin parar. Empieza corriendo 10 minutos y luego camina 2. En cuanto a los cigarros, sigue anotando pero ahora establece un día a la semana sin fumar nada. Serán los días Cero. El día que escojas como Cero, trota 11 minutos y descansa caminando 1, repetido cinco veces hasta completar la hora. Agrega más días Cero al mes y retira minutos de caminata hasta llegar a correr los 60 minutos sin parar.
Tras un mes, evalúa. La relación que se tenga con las exigencias del hábito de fumar puede mostrar avances y retrocesos, sin embargo, nuevamente, la reducción significativa de cigarrillos contra el aumento de minutos de carrera será el mejor indicador de cómo has progresado.
La siguientes etapas tendrán que ver con los desafíos que emprendas – 10K, 21K, la maratón, no hay límite – y con la consciencia que adquieras sobre lo incompatible que se tornan fumar y correr.
Si no quieres dejar de fumar, tal vez esta estrategia no te sea de utilidad. En caso contrario, recuerda que es el cuerpo es que se habituó a fumar y recibir las sustancias producto de la combustión del tabaco. Es, en última instancia, tu cerebro, el que espera fumar. Es el mismo órgano que debe habituarse a recibir las sustancias placenteras que el propio organismo humano produce cuando corre.