Enfrentar una competencia de cualquier nivel implica una preparación anticipada que garantiza que los resultados que se obtengan sean óptimos. Si un corredor asume el reto de competir sin la debida preparación corre el riesgo de no rendir lo suficiente. Además de no cumplir los objetivos trazados se corre el riesgo de sufrir una lesión generalmente muscular que te inhabilite. Correr sin preparación conlleva a que tus músculos y corazón trabajen a un ritmo para el que no tienen condiciones. Eso hace que la competencia sea muy peligrosa porque no solo se compromete el resultado sino la salud del corredor.
Cuando decidimos participar en una carrera debemos prepararla con mucha anticipación para acondicionar nuestro cuerpo a lo que se exige. Debes entrenar regularmente hasta alcanzar las condiciones requeridas para la competencia, esto se logra progresivamente, con constancia y mucha entrega. El problema de entrenar indebidamente es que las lesiones que provengan de ese entrenamiento pueden generar daños irreversibles al corredor. Cuando se va adquiriendo condiciones y el rendimiento mejora puedes ir subiendo de categorías hasta lograr el nivel que deseas. Lo aconsejable es contar con un entrenador que conozca lo que es el running y siga la evolución tu entrenamiento.
¿Cómo tener preparación si no has competido durante largo tiempo?
Por diversas circunstancias en determinados momentos nos encontramos con que pasamos un tiempo considerable sin preparar una competencia de envergadura. Sin embargo queremos mantener un nivel de entrenamiento que por motivos familiares o profesionales no podemos mantener como lo deseamos. En este momento es necesario establecer un programa de entrenamiento que nos permita mantener un nivel mínimo de condiciones físicas. Mientras estas compitiendo no existen problemas debido a que te encuentras motivado y tienes una meta la cual debes cumplir. Cuando pasas mucho tiempo sin programar una carrera se te hace difícil mantener el ritmo de entrenamiento que traes habitualmente.
En este momento piensas que no debes dejar de entrenar pero obviamente no puedes seguir el método que utilizas normalmente. Por lo que lo mejor es programar ciclos de entrenamiento de menor intensidad que permita mantener parte de las condiciones. Obviamente se perderá un porcentaje de tus condiciones pero mantendrás un ritmo que te permitirá recuperarte más rápido a futuro. Si posteriormente decides entrar nuevamente en competencia ya tendrás un nivel de rendimiento aceptable para continuar la preparación del corredor. Con esto se logra mantener parte del esfuerzo que se realizó y que iba a perderse por falta de actividad.
Riesgos a los que nos exponemos en una prueba de larga distancia
Existen varios riesgos a los que estamos expuestos cuando iniciamos una competencia de larga distancia, entre ellas están las siguientes:
- El corazón, las mayores causas de muertes en los corredores están vinculadas a problemas referentes al corazón como arterosclerosis. Cuando corremos estamos afectando al corazón, este incrementa su tamaño para compensar la cantidad de sangre distribuida en el organismo.
- Deshidratación, es la principal dificultad que enfrentan los corredores, bien sea por falta de líquido como por su exceso. Una cantidad excesiva de agua reduce la cantidad de sodio en el cuerpo, los músculos pierden la capacidad de coordinación.
- Músculos y articulaciones, los corredores están expuestos constantemente a sufrir torceduras, esguinces, desgarres musculares, roturas de meniscos, entre otros.
- Sistema inmunológico, un entrenamiento muy exigente debilita el sistema inmunológico inclusive después del esfuerzo físico, exponiéndose a infecciones respiratorias.
Irritación por fricción, correr largos periodos de tiempo ocasiona un roce constante entre la piel y la ropa utilizada. Esta constante fricción ocasiona irritación en las partes del cuerpo afectadas que dependiendo de la frecuencia se convierten en heridas. Aunque existen cremas para evitar el roce o contrarrestar sus efectos y la ropa adecuada a veces no es suficiente.